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Al igual que en su vecina Holanda, el icono de esta ciudad del oeste de Alemania es la bicicleta. Su nombre deriva del latín monasterium y es que en ella, además de las bicis, abundan los monasterios.
Más bicicletas que habitantes
La orografía llana de la ciudad y sus 460 kilómetros de carriles convierten la bicicleta en el medio de transporte ideal para recorrerla. ¡Un anillo libre de vehículos bordea el centro histórico! La calle Prinzipalmarkt es el corazón comercial de la ciudad y nos conduce a la Catedral de St. Paulus con su reloj astronómico, una obra maestra de la época. Una visita imprescindible en Munster es la plaza de la Catedral y el mercado de flores y productos frescos que hay al lado, donde podrás degustar deliciosa comida callejera y probar la sopa de guisantes, uno de los platos estrella en Munster. El edificio del Ayuntamiento es uno de los mejores exponentes de la arquitectura gótica civil europea. El parque del lago Aasee Park fue elegido uno de los parques más bonitos de Alemania.