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El hecho de estar a tan solo cinco minutos en coche del aeropuerto internacional Charles de Gaulle convierte esta ciudad francesa en una bonita puerta de entrada a París. Un buen lugar para descubrir cómo viven los franceses fuera de su ajetreada capital.
La Francia cotidiana
Rodeada de verdes valles, esta pequeña ciudad francesa es tranquila, rústica, bucólica y muy tradicional. Una buena parada para tomar aire antes o después de visitar París. Roissy-En-France está a pocos kilómetros y muy bien conectada con la capital francesa. Sus calles adoquinadas están llenas de galerías de arte, restaurantes, iglesias antiguas y pastelerías. La Place du Pays de France es el centro neurálgico de la ciudad, donde te recomendamos sentarte a disfrutar de una buena baguette o un cruasán. La Mairie es el edificio histórico del ayuntamiento y L’Orangerie, un centro cultural que ofrece exhibiciones de arte. Entre sus iglesias destacan la basílica de St. Denis y la Abadía de Royaumont. El Parc Astérix, con atracciones y espectáculos inspirados en Astérix y Obélix, ¡está muy cerca!