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El Coliseo, el Panteón y otros muchos tesoros arqueológicos evocan el inmenso poder del antiguo Imperio Romano. La capital italiana no ha perdido ni un ápice de la majestuosidad con la que fue construida hace miles de años.
Majestuoso legado imperial
Visitar las joyas arquitectónicas del antiguo Imperio Romano, como el Coliseum o el Foro Romano, es un plan que no puedes perderte en Roma. En ella está el Vaticano, la sede central de la iglesia católica, cuya protagonista es la Basílica de San Pedro. Alzar la vista al techo de la Capilla Sixtina y ver los frescos de Miguel Ángel te hará sentir ¡muy cerca del cielo! También te acercará a él subir los 135 peldaños de la escalinata que, desde la céntrica Plaza de España, sube a la Iglesia de Trinità dei Monti, cuyas vistas son espectaculares al atardecer. Otros grandes lugares que descubrir en Roma son la Fontana di Trevi y la Piazza Navona, dónde te recomendamos comer tiramisú. En las terrazas de otra plaza, la de Campo dei Fiori, también hay un gran ambiente. Y si lo que quieres es comer buena pasta o pizza piérdete en las entrañables calles de El Trastevere, el barrio bohemio.