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El peculiar color dorado de los tejados de sus templos dan un toque muy especial y mágico a la ciudad más grande de Myanmar. El magnífico contraste entre lo moderno y lo antiguo es uno de los grandes atractivos de esta bulliciosa ciudad asiática.
Entre reliquias y rascacielos
Visitar la gran Pagoda Shwedagon es una de las primeras cosas que hacer en Yangon nada más pisarla. Considerada una de las pagodas más antiguas del mundo, conserva un inmenso número de vestigios budistas y recibe anualmente la visita de miles de peregrinos. La Pagoda Sule es otro gran símbolo de la ciudad. En el antiguo barrio colonial inglés destacan por su belleza el edificio del Ayuntamiento y la oficina de Correos. Sumergirte en el maravillosamente caótico mercado de Bogyoke, el más antiguo de la ciudad, y saborear su magnífica comida callejera es otra experiencia que no puedes perderte en Yangon. Si sigues con fuerzas, puedes subirte al tren circular o relajarte en la playa de Ngwe Saung.